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Preguntar al estudiante como aprende mejor y cómo ayudarle. Desde allí, emplear el método IDEAR=identificar, definir, elaborar, aplicar, reflexionar.

Estructurar el ambiente utilizando listas, recordatorios, previsiones, límites, etc. Así como dividir las tareas en partes pequeñas e ir dando una sola instrucción a la vez.

Hacer posible que el mismo estudiante escriba las reglas y comprenda las consecuencias de cumplirlas e incumplirlas. También puede ser útil la técnica de “contrato conductual”

Ubicar al estudiante cerca al profesor y lejos de puertas, ventanas y monitores (para evitar distracciones) ~quitar materiales y objetos no relevantes.

Repetir y mostrar las instrucciones, así como fomentar el entrenamiento en AUTOINSTRUCCIONES.

Involucrar recursos sensoriales, constantemente, para favorecer los procesos de atención.

Fomentar aprendizajes distintos a los convencionales, como medios para mejorar la atención (aprender LSC, braille, etc.)

Hacer con el estudiante, un calendario, rutina y horario visual de actividades (tan predecible como sea posible) y colocarlo en un lugar visible, anticipando si hay modificaciones)

Motivar la realización y uso de listas de comprobación frente a tareas cotidianas (con horarios e imágenes).

Involucrar, tanto como sea posible, actividades que impliquen atención sostenida y selectiva,

Realizar pausas activas que involucren movimiento y actividades variadas (que sean de interés).

No atender al estudiante si interrumpe o se entromete. Dejar de atender un comportamiento para evitar o reducir que se repita (técnica de extinción).

Enseñar sobre el manejo del reloj mediante actividades que impliquen formatos grandes y movimiento.

Ayudar al estudiante a hacer sus propios relojes visuales o agendas de actividades para después de la escuela.

Al comienzo, las conductas exigidas deben ser fáciles y con recompensas inmediatas. Sin embargo, las exigencias deben tener un aumento progresivo, y lo ideal es ir formando a través del juego.

Permitir “válvulas de escape” como ponerse de pie o salirse de clase por un breve momento (aunque esto es con disminución progresiva y ojala, involucrando una actividad que relaje).

Realizar feedback frecuente, a través de preguntas como: ¿sabes lo que acabas de hacer? ¿Cómo podrías haber dicho eso de forma diferente? Etc. ¡puedes involucrar formas creativas para hacerlo!

Eliminar o reducir las evaluaciones con límites reducidos de tiempo, incorporar pruebas orales, hacer evaluación con material concreto, y exaltar el éxito tanto como sea posible.

Dividir las actividades largas en varias cortas, e intentar dar solo una instrucción a la vez (además de dejarlas a la vista).

Introducir innovaciones diarias para evitar que el estudiante caiga en aburrimiento (aplicar DUA todo el tiempo).

Utilizar actividades creativas para fortalecer atención y memoria de trabajo, así como mnemotécnicas, claves, ritmos, sonidos, etc.

Utilizar métodos que permitan al estudiante comunicar sus peticiones o situaciones de manera concreta y no verbal.

Implementar estrategias para focalizar la atención cuando se requiere.

Emplear la técnica del tiempo fuera como “periodo de enfriamiento” (1 minuto por año). Lo recomendable es que dicho tiempo no sea fuera del aula o habitación.

Promover lectura en vos alta tanto en la escuela como en la escuela como en la casa y combinar siempre o casi siempre textos con imágenes.

facilitar una preparación previa al comienzo de las clases para que el estudiante maneje el material necesario con más seguridad

Involucrar a los pares para la comprensión de reglas o estrategias de regulación y comunicarlas de forma creativa y muy visual.

Enseñar a esquematizar y a subrayar, para ayudarles a estructurar y a darle forma a lo que está aprendiendo. Frente a esto. Utilizar rutinas de pensamiento puede ser útil.

Anunciar lo que se va a decir antes de decirlo. Hacerlo a través de palabras e imágenes (no mediante la voz).

Ofrecer que el estudiante sea un “coach social” para que aprenda a interactuar de mejor manera. Por ej. es decir: “antes de que cuentes tu historia, pídele a otra persona que cuente la suya”; hoy debes coordinar que el material esté listo, mientras otros van pasando, y tu turno será el penúltimo”.

Evitar aquellas situaciones que el estudiante no puede controlar. No dejarle mucho tiempo inactivo y enseñarle opciones para autorregulación.

Intentar dar material impreso (fotocopias, láminas) en vez de dictar.

Proporcionar pistas visuales y en lugar visible (instrucciones, normas sociales, rutinas de pensamiento, etapas de actividades, etc).

Pedirle que tome su tiempo antes de responder, y ser consistentes-siempre- frente a lo que se anuncia.

Elogiar comportamientos que queremos que se den con mayor frecuencia, ante esto, también puedes utilizar elementos creativos como notas con post-it, cuadernos para armar rostros que expresen emociones, paletas de gusto y disgusto, etc.

Motivar el uso de estrategias para la autorregulación como rejillas de “yo siento-yo quiero-yo puedo” con elementos visuales, o hacer pizarras creativas con fotos asociadas con comportamientos adecuados vs no adecuados (en que el mismo niño actué en ambos roles y sirva como modelo).

Intentar involucrar juego y movimiento en todas las actividades (aprovechar su “alto nivel de energía”).

Ofrecerle al estudiante algún cargo de responsabilidad en los juegos o actividades (pero también a otros para que no se generen contextos de preferencias).

Enseñar sobre el manejo adecuado del tono de voz, involucrando materiales y actividades entre pares.

Enseñar, explícitamente, estrategias de resolución de conflictos. Para ello, aprovechar la imagen, el juego y el movimiento.

Emplear fichas para recordar comportamientos deseados o formas positivas de responder ante situaciones comunes.

Aprovechar los espacios comunes para crear patrones de movimiento que, a su vez, faciliten la concentración y el dominio corporal.

Compilado por: Juliana Loaiza Arango 11°1_2020

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